Relatos escritos por Esther Sanz Agradecería vuestra opinión aunque sea negativa

lunes, 12 de diciembre de 2011

Vidas Robadas

Desgarbado y altanero en apariencia podría definirse León a si mismo mientras deslizaba sus largas piernas por su nuevo vehículo de forma aovada y sin puertas laterales. Curiosamente la abertura de entrada al vehículo se encontraba en la parte superior de éste. Era un nuevo modelo que había conseguido a través de un concurso televisivo y que en ese mismo momento tras haber transcurrido unas cuantas horas, tras las cuales había permanecido muy pensativo, su mente le jugaba una mala pasada y le decía que todo había sido demasiado fácil. Nunca había oído hablar de “Gana sin Llamar”. Un programa que, según le explicaron, se dedicaba a ofrecer regalos por sorteo entre todos los ciudadanos de Espahuevo.

Ese día se despertó, como de costumbre, a las 7:30 a.m, pero no con el sonido del despertador, sino con una llamada telefónica.

Al otro lado de la línea, una voz chillona le comunicaba que debía personarse en el hotel Huvón en el cual obtendría un fantástico regalo. Solo debía de presentar la documentación en recepción y dirigirse al salón principal. León se personó a la hora acordada y recogió su regalo con cierto grado de fascinación. No podía creerse su buena suerte. Llevaba tiempo queriendo obtener ese vehículo, pero no disponía de suficiente capital. Qué triste le parecía que tuviesen que depender siempre del dinero, pero en esta ocasión no le había hecho falta, tenía entre sus manos el coche de sus sueños y había empezado a disfrutarlo desde el minuto uno.

León pensó que debía ir a ver a Lili, y por qué no, fardar un poco. Lili era su gran amiga y confidente y quería ver su cara y su reacción al verle con su nuevo vehículo.

Llegó a casa de Lili en cuestión de minutos. Aparcó su vehículo cerca de otro que era exactamente igual que el suyo pero de distinto color, amarillo. León se quedó mirándolo unos segundos hasta que oyó unos pasos que se acercaban con paso ligero. Al girarse observó medio alelado a la persona que tenía ante sus ojos.

-¿Lili? ¿Eres tú?-León veía algo diferente en los rasgos faciales de su amiga pero no le quiso dar gran importancia.

-Hola León. Si soy yo. ¿Por qué me lo preguntas?–dijo Lili pensando que a su amigo también le habían cambiado los rasgos faciales, pero tampoco le dio demasiada importancia. Se giro y señaló el vehículo amarillo que se encontraba a su derecha.-Mira lo que me ha tocado esta mañana en el concurso “Gana sin Llamar”. Estoy pletórica, y por lo que puedo apreciar, veo que la suerte también ha pasado por tu puerta. ¿No es maravilloso?- gritó Lili plantándole a su vez un sonoro beso en la mejilla-.

-Anda anda, controla un poco tus impulsos.-dijo León haciendo gala de su particular y atractiva sonrisa-. Esto es muy extraño, deberíamos de indagar el motivo por el cual nos están regalando semejantes vehículos. ¿No te parece raro todo esto?

-Pues ahora que lo dices, cuando he ido a que me entregasen el premio me han hecho firmar un documento que ni siquiera he leído por la euforia que me embargaba.

-Vaya, a mí también, pues tendríamos que hacernos con ese documento.

-Estoy de acuerdo. Podríamos ir a la hora de la comida que es la única hora en la que no ponen vigilancia-susurró Lili mirando alrededor. No quería que su familia se enterase de que iba a hacer algo ilegal. Sus padres eran buenos como tales, pero bastante estrictos con la responsabilidad y el deber. En ocasiones, Lili pensaba que estaban abducidos, parecían autómatas, de repente se quedó algo pensativa, su mente comenzó a rebobinar y a visualizar cada instante de su vida. Sus padres habían dedicado toda su vida a educarla pero no a darle cariño. Era una pareja muy responsable pero además casualmente los padres de León eran exactamente iguales, y todos los padres de la ciudad. Algo ocurría en Espahuevo y estaba convencida de que lo iban a averiguar.

-¿Qué ocurre Lili? Te encuentro muy pensativa. Tu rostro estaba casi desencajado.

-Sube al coche y te lo voy contando por el camino. He sacado algunas conclusiones pero espero estar equivocada.

Mientras se colocaba el cinturón de seguridad, comenzó a contarle lo extraño que resultaba que todos los padres de la ciudad tuvieran los mismos pensamientos, hiciesen las mismas cosas, les educasen de la misma forma, no fuesen cariñosos en ningún sentido…

-Pues ahora que lo dices, toda la generación de nuestros padres tienen el mismo coche, esto quiere decir que este sorteo existe durante generaciones. Todo esto es muy extraño, ahora no se si quiero averiguar qué es lo ocurre, a veces es mejor vivir en la ignorancia- dijo León mientras se acariciaba la nuca, había notado una sensación extraña.

Pues yo opino que debemos seguir adelante, una cosa es querer vivir en la ignorancia y otra muy distinta es que a partir de este momento lleguemos a ignorar como han transcurrido nuestras vidas hasta este momento. No me apetece que cambien, en absoluto mis pensamientos, mis actitudes…Que horror, no quiero ni pensarlo.

Justo en ese instante llegaron al hotel Huvón. León aparcó cerca de la puerta principal y se apearon del vehículo. Todo parecía muy desierto. Mientras se dirigían a la puerta principal ambos suspiraron, quizás de miedo, pero no se pararon a averiguarlo.

Penetraron en las instancias principales y se dirigieron al despacho donde les hicieron firmar el documento, les costó encontrarlo pero al final estaban dentro. Lili comenzó a abrir los cajones mientras que León miraba en las estanterías.

Parecía que no iban a encontrar nada. No veían nada extraño y ya llevaban un buen rato en el despacho.

Se disponían a salir cabizbajos y desilusionados cuando de pronto Lili vislumbró en las estanterías una rendija un poco peculiar. Era demasiado evidente para ser una tara del mobiliario. Lili se acercó a la estantería y empezó a toquetear todos los adornos y libros que vestían la estantería, pero no ocurría nada. León se acercó a ella para ayudarla pero de pronto tropezó con algo que había al pie de la estantería.

-¿Qué rayos? Mal-di-to se-a- comenzó a decir León mirando atónito como se movía parte de la estantería como si fuera una puerta corredera.

Se asieron fuertemente de las manos y penetraron por ese lúgubre pasadizo. Nada más entrar, sintieron unos escalofríos que recorrieron gran parte de sus cuerpos dando pie a sujetarse más firmemente sus manos. La brisa fresca deambulaba por el pasadizo hasta llegar a una estancia bastante diferente a lo que se podían haber imaginado.

Había mucho desorden. Se podía decir, que lo que estaban viendo en esos instantes era una biblioteca ya desvencijada y con ganas de renovarse. Los muebles antiguos pedían a gritos un trapo húmedo con detergente. Estaban la mar de sucios. Se notaba que la mujer de la limpieza no bajaba mucho por esa zona del hotel. Las estanterías estaban repletas de archivos. Algunos contenían documentos que parecía que llevaban encerrados allí siglos y otros parecían más recientes.

León asió uno de los archivos más recientes y se dispuso a leerlos mientras que Lili fue a por los más antiguos.

-Mira esto- se apresuró a decir León. Le entregó a Lili uno de los documentos. Precisamente era el mismo que había firmado él esa misma mañana.- Lee justo el último párrafo- los dedos le temblaban ligeramente.

Lili no podía creer lo que estaban leyendo sus ojos. Su corazón comenzó a palpitar fuertemente. No podía ser cierto. Tuvo una sensación de agobio al instante. Le volvió a entregar el documento a León.

-¿A quién se le pudo ocurrir todo esto? Estos documentos nos privan de nuestra humanidad. Los regalos solo eran cebos para que algún loco sin cerebro se saliese con las suya y, cómo no, todos hemos caído sin hacer preguntas. Hay que averiguar quién, por qué y la manera de deshacer todo esto. Según esto- dijo Lili indicando con el dedo la última línea del párrafo- solo nos quedan dos horas, sino lo conseguimos en ese espacio de tiempo, nuestra voluntad se anulará de por vida.

De repente, escucharon un golpe seco justo a sus espaldas. Rápidamente giraron la cabeza imaginándose lo peor, pero no vieron a nadie, sin embargo algo resplandecía a un metro de sus pies. Era un libro que tenía pinta de pesar una tonelada. En la portada se podían apreciar unos relieves con un dibujo luminoso. Transmitía un halo de magia que los dejó mudos durante unos escasos segundos. Qué maravillosa visión. Se acercaron los dos a la vez a recoger el libro del suelo con tan mala suerte de tropezarse. Lili se cayó al suelo y León asió rápidamente el libro. Lo sujetó firmemente y posteriormente sujetó a Lili de su mano derecha y la levanto sin esfuerzo alguno.

-Qué caballerosidad. Gracias por anteponer ese dichoso libro antes que a mí -dijo Lili totalmente indignada. Se había hecho un rasguño en la mejilla izquierda y le ardía levemente.

-Lo siento, no sé que me ha pasado. Este libro es como un imán- dijo León con ojos casi vidriosos. No sabía que le estaba ocurriendo. De repente comenzó a ver en su mente cosas extrañas. Se vio a sí mismo en la misma habitación pero ésta estaba en mejores condiciones. Dos hombres discutían acaloradamente frente a la estantería.

-No permitiré que sometas de esa manera a este pueblo. – le decía un hombre al otro. Sus rasgos le parecían familiares. Sus ojos de un color oliva y almendrados eran ligeramente acortinados por un pelo largo e hirsuto que le confería un aire de don Juán. Entre su nariz aguileña y sus labios gruesos que eran de un color rosado sobresalía una mata de pelo que pedía urgentemente un arreglo inmediato. Su vestimenta era de un corte peculiar, desde luego de esta época no era, pensó León con una media sonrisa dibujada en su cara- ¿No ves que las cosas no se pueden solucionar de esta manera?- prosiguió el mismo hombre. El otro hombre con cara pétrea tenía la mirada perdida en el infinito.- Por el error de uno no pueden pagar todos. Siento mucho lo que le ha ocurrido a tu hija, pero castiga al culpable, no a los inocentes.

-A mí no me parece un castigo- le cortó el otro hombre.-Solo voy a hacer que lo que le ha ocurrido a mi hija no le vuelva a ocurrir a nadie jamás-dijo con voz tajante.- Mi pobre niña- su semblante cambio gradualmente cuando empezó a hablar de ella.-Claro que ese maldecido pagará con creces por lo que le ha hecho a mi niña. Estando en la flor de la vida ya no volverá a ser la misma. Tengo que hacer que olvide todo lo ocurrido y que todo el pueblo en el momento que cumpla su mayoría de edad se vuelvan adultos automáticamente y autómatas, todos se comportarán de igual forma incluso con la educación de sus hijos y tú no me lo vas a impedir.- espetó mirándole fijamente a los ojos.

El otro hombre se dio la media vuelta sabiendo que no podría detener esa locura. Mientras atravesaba la puerta del despacho, escuchó al que había sido durante años su gran amigo como conjuraba unas palabras sobre el libro sagrado que había pertenecido a su familia durante múltiples generaciones.

-Este conjuro solo se deshará si un chico quema todos los documentos que se lleguen a firmar el día que cumpla 18 años. Espero que eso ocurra pronto- susurro mientras desaparecía por el umbral.

León de repente se vio nuevamente en esa biblioteca desvencijada y Lili le miraba como si se hubiera vuelto loco.

-¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? Tu rostro parecía vacío. Me estabas preocupando mucho.- soltó Lili a la vez que abrazaba a León.

Éste se apartó lentamente, miró a su alrededor y posó sus manos en las mejillas de Lili mientras la miraba fijamente para cerciorarse de que comprendía lo que le iba a decir.

-Lili, escúchame bien y no me interrumpas por favor- Lili hizo un gesto afirmativo- Esto que ha ocurrido durante generaciones es un conjuro que realizó hace mucho tiempo un padre roto de dolor porque mancillaron a su hija. Intentaron impedírselo pero fue en vano. Se empeñó en que no volviese a ocurrir jamás ninguna clase de atrocidad y lo consiguió. Pero nosotros queremos ver cómo sería este pueblo con nuestras virtudes y defectos ¿no?- terminó León con un suspiro.

-Pues yo creo que sí, no debemos dejar que nadie ni nada manipule nuestras mentes- Lili hizo un gesto despectivo pensando en ese hombre roto de dolor pero al fin y al cabo sin escrúpulos. ¿Con que derecho se tomó la libertad de decidir la forma de vida de todo un pueblo? Eso era muy cruel. No era mejor persona que el que mancilló a su hija. Qué pena no tenerle en frente para decirle un par de cosas- ¿Y tienes una idea de cómo se puede deshacer todo esto?- prosiguió Lili.

- Pues sí.- comenzó a decir León, ahora con el semblante sonriente- Quien cumpla 18 años y el mismo día del evento tendrá que quemar todos los documentos firmados hasta el día de hoy. Pero hay una pega, nos quedan 10 minutos y no tenemos con qué quemar todo esto.

Lili riéndose a carcajadas sacó de un bolso rojo intenso con motivos florales de varios de colores una caja del mismo tono que contenía una cajita de cerillas.

-Las cogí esta mañana de casa para poder encender nuestras velas de cumpleaños.

-Lili, ¿te he dicho alguna vez lo genial que eres?- le dijo León dándole un abrazo y subiéndola en volandas. La bajó inmediatamente y asió la caja de cerillas. Sacó dos y una de ellas se la pasó a Lili. Primero León encendió la suya. Lili le imitó dirigiéndose posteriormente a los documentos y dejando caer las cerillas sobre ellos. Hicieron lo mismo con las cerillas restantes y salieron juntos, agarrándose fuertemente de las manos con una sonrisa en los labios y pensando que a partir de ese momento vivirían sus vidas libremente…



                                                                                                                                            FIN

lunes, 2 de mayo de 2011

Nos Acompaña un Angel












Un profundo dolor tu sentiste
la ausencia de su amor te ahoga
huellas profundas de felicidad
te harán sonreir aun estando triste.

No olvides jamás sus recuerdos
injustamente se apagaron pronto
el no querría verte infeliz
¿Querrías que él sufriese por tí?

Querido por su familia
por sus amistades y por ti
el allá donde esté, te velará
hasta conseguir verte sonreir.

Recuerda que sufrir significa sentir,
y si  sientes es por que le llevas en el corazón.
Sé fuerte cariño y exterioriza todo tu dolor.
Para ello estamos todos tus amigos,
para intentar que te sientas mejor.  


                           Ánimo Pili....

miércoles, 5 de enero de 2011

DIMENSIONES ALTERADAS(6ª Y ÚLTIMA PARTE)

  -Se asemeja  a un tipo de animal con cuerpo de hombre. Espera, mira estos otros símbolos- Ricardo no se podía ni imaginar que pudiese ser tan sencillo-Estas figuras son las criaturas que nos hemos encontrado hasta el momento y estos símbolos…
Ricardo se calló inmediatamente al percibir algo en el ambiente. De la nada, comenzaron a aparecer multitud de criaturas y no era difícil imaginar cual podría ser su principal objetivo.
Tras unos segundos, Ricardo y Rodrigo pudieron reaccionar y se levantaron de un salto del lugar en el que descansaban.
  -Rodrigo, activa el mecanismo colocando los símbolos en el orden en el que aparecen en el manuscrito, rápido, no hay tiempo que perder, ésta es nuestra última oportunidad-gritó Ricardo con desesperación.
Se acercó a Ricardo lo más rápido que le permitió su maltrecha rodilla y le sujetó el brazo en el momento justo…
 -Uf, por los pelos de Josefina, ya me veía en un cacerolo gigante. ¿Dónde nos encontramos?-preguntó Rodrigo con el corazón desbocado.
No obtuvo respuesta, cosa que le inquietó aún más. Miró a su alrededor esperando encontrarse algo inusual, pero cuál fue su sorpresa, que al echar un vistazo  fugaz, se encontró en el mismo desván de casa de su madre. No podía ser cierto, ¿todo había sido un sueño?, ¡pero que real le había parecido todo! . Deslizó pausadamente la mirada  por todo su cuerpo, comprobando de esta forma, que no presentaba ningún tipo de rasguño. Qué alegría que todo hubiese sido irreal. Nunca había sentido tanto miedo. Se dirigió hacia la puerta para ir en busca de su madre, cuando de repente tropezó con algo en el suelo. Le dio un vuelco al corazón. No se atrevía a mirar pero no había más remedio.
  -¡Vaya! Al final todo fue real. –dijo Rodrigo absorto en sus pensamientos, mientras recogía del suelo el manuscrito que hacía unos momentos había tenido en sus manos.
Maravillado pensó en su compañero de viaje.
  -Que te vaya todo bien amigo, al final lo conseguimos.
Salió del desván, mientras guardaba el manuscrito en el bolsillo derecho, y fue en busca de su madre…

                                                                                                                      FIN