Relatos escritos por Esther Sanz Agradecería vuestra opinión aunque sea negativa

viernes, 30 de noviembre de 2012

Placer inesperado


La oscuridad de la noche envuelve mi cuerpo. La luna en lo alto, llena, se refleja en mis ojos.
Mi cuerpo, cubierto solamente por una gasa blanca que me acaricia suavemente, palpita
ansiosamente por el contacto de un cuerpo masculino. Llevaba días preparando este
encuentro. Deposito dos copas de champán en una mesa de cristal y me recuesto en una de
las hamacas situadas en la terraza de la habitación del hotel. Siento el roce de la gasa en mi
sexo y noto como se va humedeciendo. Instintivamente comienzo a elevar mi pelvis con
movimientos circulares para alcanzar más intensamente ese contacto tan placentero. Mi mano
derecha acaricia uno de mis pechos mientras que la otra va recorriendo cada rincón de mi
cuerpo buscando un placer más intenso. Rozo superficialmente mi sexo y lo encuentro
totalmente húmedo. Pienso en que debo parar, guardarme para el hombre que llevo
esperando desde hace una semana. Al vivir en distintas ciudades, los encuentros siempre eran
muy limitados pero intensos. No puedo reprimir las ganas de introducir uno de mis dedos en
mi sexo y lo hago. Escucho mis gemidos como en la lejanía. Poso mi mano en mi pubis y con
movimientos circulares lo acaricio a punto de alcanzar un orgasmo que promete ser muy
intenso. De pronto, noto como otra mano se posa en uno de mis pechos y una lengua sedosa
en mis labios inferiores. Estoy tan excitada que no me atrevo a abrir los ojos. Un calor intenso
recorre todo mi cuerpo y noto como llega el momento culminante. Elevo la pelvis y grito
intensamente disfrutando de cada segundo. Esa lengua experta se posa sobre mis labios y
acaricia la mía con ternura. Acerca sus labios a mi oreja y me susurra con voz dulce y
claramente femenina.
- No pude resistir la tentación de ayudarte.
Una sonrisa se dibuja en mis cara mientras observo como la camarera del hotel sale por la
puerta cruzándose con el hombre al que llevaba rato esperando…

                                                                                       Relato Ganador de la Biblioteca Encantada

Criaturas del cielo


Dela se giró instintivamente al sentir sobre su piel húmeda por el sudor, el filo de una daga
empuñada por una mano peluda y mal oliente. Esquivó el envite sin apenas esfuerzo. Estaba
acostumbrada al combate cuerpo a cuerpo. Asió firmemente su espada bañada en sangre
y la introdujo sin esfuerzo en la yugular del enemigo. Llevaban horas inmersos en una lucha
sin tregua. La criatura que le bloqueaba el paso la sonrió maléficamente. Eran criaturas sin
alma. Difíciles de aplacar, pero no se rendirían tan fácilmente. Cogió con su mano libre la
cabellera encrespada de ese ser inmundo y tiró de la otra para retirar la espada de su cuerpo
ya inerte. No pudo permitirse ni un leve descanso. De repente se vio rodeada por cientos de
ellos. Habían ordenado retirada. Y toda su gente huía sabiendo que esta vez la batalla no era
de ellos.
Dela, en cuestión de segundos, comprendió cual era su destino. No tenía nada que hacer ante
un enemigo tan numeroso, pero combatiría hasta final, hasta caer exhausta. Moriría sabiendo
que lo había dado todo por los suyos. La tristeza se apoderó de ella cuando en su mente se
dibujaron imágenes terroríficas, aldeas quemadas, niños gritando de desesperación…
Al momento, escucho un ruido ensordecedor. Elevó la cabeza hacia el cielo al mismo tiempo
que sus enemigos.
Una luz cegadora se abrió a través de unas nubes negras que cubrían toda la comarca, y de
ella emergieron criaturas nunca vistas. El enemigo se apartó asustado retirándose susceptible
a lo desconocido. Dela se quedó quieta sin poder reaccionar. Eran hombres armados con
artefactos desconocidos. No sintió miedo, sabía de qué bando estarían. Y esperó sabiendo que
ahora si habían ganado la batalla pero aun así les quedaba enfrentarse a una guerra…

Paco,Manuela y Viceversa


- Descongela el chorizo Paco.

-¿Cómo? ¿Has dicho chorizo? ¿Has metido el chorizo en el congelador?

- Pues claro. Mira tú este. Aquí no se tira nada. Antes soy capaz de hacer un puchero con todo
ello.

- Manuela, por favor, ¿qué te ocurre? ¿Desde cuándo te viene esta vena ahorrativa? Si con lo
que tú comes, no te da tiempo a que se te estropee ni un potaje para diez comensales.

-Exagerado. Además forma parte de mi dieta. Lo leí en una revista. Hay que meter en el
congelador toda aquella comida que te pueda provocar una tentación. Y porque no puedo
meter a ese morenazo…si no…

- Ya quisieras tú cambiar de aires. Yo por mi, a gusto me tumbaría junto a esa escultura, pero
me tengo que conformar. Decídete, turismo o relax en la playa.

- Venga Paco turismo, que el ejercicio es lo ideal.

-¿Para qué? ¿Para volverme loco? Menudas vacaciones me esperan.

-¿Entonces qué haces preguntando? Si sabes que no vas a estar de acuerdo con lo que yo
decida…

-Tenía la esperanza de que por esta vez coincidiésemos en una decisión.

- Llevas intentándolo veinte años Paco, ya es hora de que desistas…

Vacaciones con cabeza


Braceo sin apenas esfuerzo sobre la inmensa y extensa masa de agua alojada en esta increíble
isla…”Menorca”.

Cualquier preocupación alojada en mi mente queda olvidada mientras observo absorta la
lejanía del horizonte. Mantengo los ojos cerrados y lo primero que aparece en mi imaginación
es una sabrosa caldereta de langosta. No puedo evitar que descienda lentamente de mi
comisura, un pequeño hilillo húmedo. Relamo esa zona en concreto y habiendo recogido
mis enseres dispuestos ordenadamente sobre la arena, me dirijo en dirección al hotel. En
el interior de la habitación, sobre la cama, tendido con sutileza, hay un vestido de gasa azul.
No recuerdo haberlo comprado nunca. Aún así, después de una ducha refrescante, me lo
enfundo como si un guante pareciera, y me quedo absorta tras mi visión en el espejo. Qué
extraño. Siento que el vestido se empapa. Mi cuerpo. Me ahogo. Por dios. Abro los ojos y
braceo con fuerza hacia el exterior de esos brazos húmedos y atrayentes. Es que no se puede
soñar despierta. Que susto…una vez en el exterior, me tumbo boca arriba sobre la arena y me
permito seguir soñando despierta…algo que no se puede hacer en cualquier parte…seguiré
disfrutando de mis vacaciones…

Sueños pasados por agua


Ah, las vacaciones…Estoy tumbada en la playa con la cara apoyada en la arena junto a la orilla, dejando que las olas del mar golpeen mi cara…siento el frescor del agua cerca de mi boca y hay un total silencio, a excepción del sonido de mar…qué paz…Que ganas tenía de estar de vacaciones, ya no podía más…
Una mosca muerta y  un tapón de agua se me meten en la boca…uagg! Me levanto tambaleándome de la arena con la ropa completamente empapada de agua y escupiendo como una loca…Un momento, ¿con la ropa? ¿En la arena? ¡Si estoy en la acera! La cabeza me da  vueltas y me duele la cara. Todo está un poco borroso y oigo voces a mi alrededor… ¿Estás bien chica? Alguien me ayuda a incorporarme y consigo enfocar la vista… ¡Mieeerda! ¡No estoy de vacaciones! ¡Estoy en la entrada de mi trabajo! ¡Me he caído de cabeza a un charco!

                                                                                                  Relato ganador de Catillos en el Aire

Encuentro



Descubrí una roca plana en una playa cercana a mi hotel. Sentí que era especial. Me aproximé a ella y recorrí mi mano por la suavidad de sus formas. Al conseguir ponerme frente a ella, me tumbé boca arriba y me permití el lujo de mantener mi mente en blanco. El agua del mar, al chocar contra las rocas, salpicaba mis mejillas y mi cuerpo semidesnudo. Un bikini minúsculo tapaba las partes más sugerentes de mi cuerpo. La fresca brisa evocaba en mi, recuerdos apenas olvidados por el tiempo. Esas vivencias lejanas que se mantienen en un rincón de la mente, pero que solo se despiertan con pequeños estímulos sensitivos. Me incorporé unos centímetros y observando el horizonte pensé en lo poco que echaba de menos ciertos aspectos de mi vida.
La bravura de las olas no dejaban que mis ojos alcanzaran una visión más nítida del horizonte. Se asemejaba bastante a las sensaciones encontradas que experimentaba mi cuerpo desde hacía varios meses. Abrí los ojos. Un cuerpo varonil tapaba todo atisbo de luz solar. Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Llevaba tiempo esperando ese momento. El cosquilleo que me recorrió el vientre, afianzó un sentimiento que nació entre los dos e iba creciendo a medida que pasaba el tiempo.
Estas vacaciones no estaban pensadas para conocer un lugar recóndito del mundo. Ni siquiera para descansar de una vida sosa y rutinaria. No… Por fin conocía al amor de mi vida. Un amor que nació de las palabras… No sabía si perduraría en el tiempo. Lo único que podíamos hacer, era vivir cada minuto intensamente…

Incertidumbre


Sentí como el corazón se me desgarraba. Los sentidos embotados surgieron desde un hondo pesar que se concentro en todo mi cuerpo. Recostado como estaba, en esas sillas incómodas diseñadas seguramente para un despache rápido, dirigí mi cabeza hacia delante. Mis manos la sujetaban intentando aplacar un sentimiento incómodo. Sentí la necesidad de levantarme y gritar. Solo veía borrosas batas de color deambulando por la sala de espera. Mis ojos vidriosos observaron como un niño, apenas recién nacido, lloraba en brazos de una mujer cansada, Seguramente llevaba sentada en esa silla horas. La sanidad decaía por momentos. Los servicios estaban descompensados. Pocos médicos y demasiados celadores y enfermera/os. Pasé de la pena a una furia interna  provocado por una falta de incompetencia. Mis manos entrelazadas luchaban por no separarse. Sentí la necesidad de preguntar. Su niña, su pequeña Amanda había ingresado de urgencia hacía tres horas. La espera, tediosa, se estaba alargando. No podía evitar sentirme preocupado. Me levante decidido y me dirigí al mostrador de urgencias…
- Disculpe, por favor, ¿podría decirme como está mi hija? Amanda Ramos. Llevo tres horas  esperando y quisiera saber si está todo bien.
- Si, Amanda se encuentra estable. Se complicaron las cosas y tuvieron que operarle de urgencias. Preguntaron por usted en la sala de espera pero no le pudieron localizar. En breve le llamarán para que pueda verla.
-¡Vaya! ¿Está segura de eso? Sólo me he ausentado dos veces.
Ya no me escuchaba. Me sentí mal por no haber estado en ese momento pero no entendí que no me hubieran buscado. Me senté y seguí esperando…

martes, 21 de agosto de 2012

Nostalgia

El fresco olor de una noche cargada de magia hace que eleve mi mirada nostálgica hacia un cielo estrellado. Mis pensamientos viajan a un lugar lleno de flores multicolores, aves cantando melodías tranquilizadoras, gentes amables apostados al pie de sus casas. Niños correteando por las calles de un pueblo tranquilo y entrañable…


No consigo olvidar esas comidas copiosas pero a su vez deliciosas. La lectura diaria bajo un árbol frondoso conseguía adormilarme tras varias horas de sumergirme en un universo de personajes aventureros, con lugares enigmáticos e historias imposibles.

No consigo olvidar la compañía diaria de unas caricias amables, unos besos urgentes que encendían algo en nuestro interior. Una llama ardiente que solo se apagaba al finalizar la noche…

No consigo olvidar esa despedida cargada de sentimientos, pero que ninguno pudo expresarlos por algún tipo de miedo irracional.

No consigo olvidar esa lágrima expresada a destiempo, mientras el avión sobrevolaba un cielo surcado de nubes blancas…

No consigo olvidar la imagen de ese pueblo empequeñecido a causa de la gran altura que había alcanzado el avión que me llevaría a una vida monótona, a una rutina diaria…

No consigo olvidar que “sí” se pueden vivir momentos inolvidables…

lunes, 13 de agosto de 2012

Encuentro inesperado

Sonia, agazapada en el sofá, escucha atentamente una voz que por años, y todavía ahora, la cautivaba. Permanecía quieta, aguzando el oído. Sus sentidos, incluso los más ocultos, solo se despertaban en esos momentos que aprovechaba para relajarse. Necesidad, era lo que su cuerpo demandaba…necesidad de conocer, de poner rostro a ese hombre, ese locutor de radio que inspiraba en ella noches de locura. Sensaciones hasta entonces agazapadas en el interior de su exuberante cuerpo.


De repente, sonó el teléfono inesperadamente. Asió el auricular e intentó desperezarse…al escuchar la voz al otro lado, su corazón le dio un vuelco. No podía ser. Eran de la radio. Habían seleccionado un número de teléfono al azar y al parecer ella era la ganadora. Una sonrisa se dibujó en su rostro, pasando de la melancolía a la alegría absoluta. Por fin podría ponerle cara. Imaginó mil formas para acercarse a él. Todavía temblaba emocionada. No podía estar ocurriendo…

Esperó excitada a que el claxon del taxi le avisara de su llegada. Asió el bolso y salió disparada. El taxista, al verla, silbó alabando semejante monumento. Se había enfundado en uno de sus más atrevidos vestidos. Corto y veraniego, dejaba entrever gran parte de su anatomía menos las más explícitas… Al llegar al destino, se apeó nerviosa y se adentró en los estudios de radio. Allí se encontró, tomando un café a una pareja charlando amenamente. El chico rondaría los 40 años y ella no tendría más de 50. El hombre estaba cumpliendo sus expectativas. Era guapete, morenazo con ojos verdes, su cuerpo fibroso enfundaba una camiseta ajustada y bermudas con motitas floreadas que le daban un aire algo más juvenil. Se acercó a ellos y les saludó con su mejor sonrisa…

-Hola, soy Sonia…me habéis llamado hace un par de horas. La ganadora del concurso ese… La verdad, es que no sé seguro qué he ganado…

-Pues has ganado una cena con tu locutor preferido.

Sonia cambió su cara, a la más pura extrañeza. Quién había contestado había sido ella, y su voz era exactamente igual que la que escuchaba en casa imaginándose noches de pasión, idilios con finales húmedos, besos hipnóticos…Qué raro le resultaba todo ahora. Llevaba años enamorada de una voz, y nunca se imaginó que podía ser de una mujer…Pensó que la realidad nunca podría superar la ficción…lo acababa de comprobar…La decepción se dibujó en su rostro…

sábado, 4 de agosto de 2012

Rebelión


La sala de actos, rojo metálico, albergaba una centena de representantes del planeta Airon. Los esclavos recorrían la sala entreteniendo a sus amos. Un consejero sujetó firmemente la cintura de una de ellos. Unos ojos aparentemente vacíos, observaron al amo fijamente. Los esclavos biotecnológicos eran baratos pero un tanto impredecibles. Los biorobots no eran aún perfectos.

El sirviente 2507 se zafó y caminó con pasos mecánicos hasta su cubículo de reposo en una pared de la sala. Sus ojos se clavaron en el resto de cubículos en el que descansaban los otros seres sin voluntad. La señal de apagado intentó penetrar su cerebro pero en esta ocasión no lo consiguió. 2507 tomó plena consciencia de sí mismo. Desorientado, abandonó su cubículo y miró fijamente lo que acontecía en aquella estancia. Su mente rememoró en pocos segundos, vivencias, hasta entonces olvidadas…Los humanos no eran dueños de sí mismos…Hacía una década, el planeta Airon y toda su humanidad, fueron sometidos…Una raza de autómatas, creados por ellos mismos, se rebelaron y tomaron el control. Los humanos fueron finalmente eliminados y su raza extinguida. Siglos más tarde, instalados en el tedio, las máquinas decidieron recrear genéticamente de nuevo a los humanos para usarlos como esclavos.

2507, recordó su verdadero nombre, Sara. Al instante, se dirigió al panel de control de los cubículos e introdujo una serie de códigos. El resultado fue satisfactorio. Los cubículos emitieron una serie de ruidos sordos. Sus portezuelas se elevaron al unísono y tras ellas asomaron con gestos desorientados, los cuerpos, ya liberados, de quienes en un tiempo no muy remoto fueron dueños de sí mismos… Había llegado el momento. Los antiguos habitantes de Airon no estaban dispuestos a que sus cerebros volvieran a ser manipulados… Ellos fueron sus creadores y se encargarían de hacerlos desaparecer…

domingo, 29 de julio de 2012

El reino de Cuarzo




Allá donde se percibía un aura casi estremecedora. En aquel lugar inhóspito. Se encontraba Cuarzo. El reino de cuarzo. Un lugar donde prevalecía la magia.  

Sus habitantes, con gran desconcierto,  observaban más allá del infinito cielo. La paz en su reino, hasta entonces armonioso,  presagiaba el caos. Shilfi, morena y con grandes ojos ambarinos, apenas contaba su edad con los dedos de sus pequeñas manos. Sus ojos llameaban. El estómago se le encogía. La impotencia se había apoderado de ella. . Meredith, su madre, intentó tranquilizarla. Se equivocó al pensar que este día no llegaría nunca. Pero llegó. Y su niña, la única que había vivido, hasta entonces, en la pura ignorancia, acababa de conocer su secreto. Un secreto que conocía todo el reino menos ella. Su padre volvía a casa. Pero no para conocerla, sino para destruir todo lo que amaban.

Hubo un tiempo en el que Marcus fue todo bondad pero un hechizo desafortunado hizo que olvidara todo su pasado  y la maldad se apoderó de su entonces joven alma… Ese día, tan fatídico,  en el que Meredith y Marcus experimentaban con innovadores hechizos, acababan de conocer la pronta llegada de su primera y única hija, Shilfi.  En cuestión de pocas horas, Marcus desaparecía en la lejanía dejando a una Meredith destrozada intentando asimilar lo ocurrido. ¿En que se pudieron equivocar?

 Fue, entonces,  cuando asió el libro de hechizos que Marcus había olvidado  tras su fatídica transformación y visualizó detenidamente la frase desafortunada que pronunció su amado, cuándo reaccionó e intentó deshacer el conjuro…Tras varios intentos, se dio cuenta de que era imposible. Había perdido sus poderes…

Corrió veloz al encuentro de Shaurus, un mago con mucho poder pero hasta el día de hoy incapaz de que todo volviese a su cauce.

Marcus, tras diez años desaparecido, volvía para traer caos e incertidumbre a su propio reino, y únicamente, Shilfy, la princesa Shilfy, podía hacer que recuperasen todo el tiempo perdido…Poseían un vínculo especial aun no sabiendo el uno del otro.

Cuando observó que se acercaba una mancha oscura a través de un cielo turbio, Shilfi sujetó fuertemente el libro de hechizos que le arrebató una parte de su vida…Una férrea determinación hizo que pronunciara el conjuro con firmeza…Y esperó…

                                     Relato Ganador de la Biblioteca Encantada

lunes, 23 de julio de 2012

Matrimonio truncado

Esos ojos, sin vida, me observan…De sus labios rojos y carnosos sobresalen unos colmillos blancos y puntiagudos…Retrocedo varios metros. Al fondo de la calle Robles, unos tipos con garrotes se dirigen hacia nosotros. No sé si debo alegrarme por ello. El ser, con expresión amenazadora, se gira tensando todo su cuerpo en posición de defensa. Su rostro aniñado con aspecto cetrino se inclina ligeramente hacia un lado negándose a entender el estado de su naturaleza. Acababa de despertar de su letargo. Un sueño profundo lleno de incertidumbre, dolor, sangre…


Nicolae, un joven e inquieto escritor de novelas terroríficas, no imaginó jamás que uno de sus más temidos personajes existiría en este mundo, su mundo, y que él formaría parte de su estirpe…

Aprovecho la distracción y me dirijo a un lugar seguro, mi casa…Mis piernas se detienen un instante al escuchar lo que parece ser un grito ahogado, desgarrador...Al instante, las palpitaciones de mi corazón se aceleran, sacudo débilmente una cabeza embotada a causa de una, hasta ahora, desconocida sensación, el miedo…

Todo aquello era muy extraño. Sólo quería estar en mi hogar, con mi recién estrenado marido. Nos habíamos conocido hacía, tan solo, dos meses en Sighisoara, una preciosa ciudad medieval de Transilvania. Las puertas del Castillo de Bran se encontraban entreabiertas y decidí penetrar en la fortaleza movido solo por un motivo, la curiosidad… Me aproximé lentamente a la biblioteca de la estancia, y allí, sentado tras un pupitre con una pluma en su estilizada mano e inmerso en sus pensamientos se encontraba el hombre más atractivo que había visto jamás. Nicolae… Me cautivó al instante y, en un estado de locura, decidimos casarnos…

Una felicidad desbordante inundó nuestros corazones, hasta que la luna de miel se tornó una pesadilla…Nicolae yacía inmóvil en su lecho nupcial mientras que un ser antinatural succionaba ávidamente el jugo color púrpura que emanaba de su estilizado y pálido cuello.

La criatura debió de saciarse inmediatamente, porque tras dirigirme una mirada penetrante, se esfumó sin dejar ningún tipo de rastro…

Solo me quedaba huir...aunque no las tenía todas conmigo. Nicolae me encontraría en cualquier lugar del mundo…Nuestros corazones se unieron desde el primer día…HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE… ¿Y por qué no sucumbir? ¿Por qué sufrir su pérdida si podía tenerlo a su lado eternamente?

- Si, Nicolae. Dejaré que me despojes de mi alma, a cambio, no deberás separante de mí jamás.

Nicolae, tras escuchar las palabras de su amado, se dirigió veloz a su encuentro dejando tras él un reguero de sangre… los cuerpos de los maleantes yacían inertes en el suelo…

lunes, 16 de julio de 2012

Esperanza tras la niebla

No. No sucumbiré…Aunque mi corazón me obligue a vengarle, no sucumbiré…Mis manos rodean su esbelto aunque definido cuerpo. Nuestro reflejo en el lago The Sepertine nubla mis ojos. Lágrimas de impotencia recorren mi rostro. Debo olvidar mi tristeza. No debo divagar en mis pensamientos. Tiene que prevalecer la cordura…Por ti, por cuantos confían…


Sujeto con firmeza su ya inerte mano y lo poso cuidadosamente sobre una hierba humedecida por el rocío. Agarro cuidadosamente la promesa de nuestro destino. Un destino que para mi gran amigo ya se ha forjado. Un artefacto diseñado para destruir…

El espesor de la niebla dificulta mi visión. Debo hallar su paradero… Me giro lentamente tras notar un aliento cálido a mi espalda. Paralizado por el miedo observo unos ojos color tierra. Me miran con curiosidad. De repente, se escucha un enorme estallido. Han detonado las demás bombas. Asustado, el dragón, se aleja volando perdiéndose en la lejanía, resguardándose entre las tinieblas…Era muy joven, y también tendría que lidiar con su soledad. Merecía una oportunidad, al fin y al cabo, él me la había dado a mí…

Manipulo el mecanismo de la bomba hasta conseguir desactivarla y me dejo caer sobre la fresca hierba…

- Viejo amigo. Estoy seguro que hubieses hecho lo mismo, si no es así, perdóname. No dejaré que nadie olvide quien fuiste… Para mí, el mejor amigo del mundo, para Londres, un héroe…

La niebla se va disipando. La gente, nerviosa, corre al encuentro de sus seres queridos. Sortean carruajes volcados, adoquines rotos… Todo Londres está sumido en el caos pero pronto comenzarán a reconstruir sus vidas…

Sangre inocente


Londres... Sus Calles repletas de carruajes irradiaban color, luz, esperanza para tantas personas que vivían con la incertidumbre del mañana.

Gala, en el interior de uno de esos carruajes que se dirigían al exterior de la ciudad, comenzaba a aborrecer todo aquello que amaba. Su mente recordó hechos vividos esa misma mañana, recuerdos, que preferiría olvidar…

Lord Finn, su padre, leyendo el “London Daily”, parecía mostrar interés en tan solo un artículo. Gala acercándose para ofrecerle un ligero beso en la mejilla, aprovechó para desviar la mirada hacia el artículo en concreto.

Su rostro, juvenil aunque firme, reflejó de inmediato su disconformidad con lo editado. Luna, y toda su estirpe, iban a ser aniquiladas. Algo en el interior de su cuerpo menudo se agitó violentamente ¿Aniquilada? Luna, su niña, su vida…

Sus ojos lloraban sin lágrimas, vacíos por el dolor, sin esperanza....

Asustada por semejante tragedia, pidió a Alfred que preparase de inmediato su carruaje.

-Deprisa Alfred, Luna está en peligro…

Tan solo Alfred conocía su secreto. Éste, preparó el carruaje ágilmente, asió las riendas y, tras comprobar que la señorita Gala se acomodaba adecuadamente, instó a los caballos para que galoparan sin tregua.

Varias calles más abajo Gala observaba apesadumbrada la lejanía de su destino. No estaba dispuesta a permitir semejante crueldad.

Escuchó el aleteo estruendoso en la inmensidad de un océano cargado de una tensión casi palpable, el cielo. Las imponentes figuras allí trazadas, devolvieron una sonrisa momentánea a su rostro. Luna, su amiga, volaba con sus enormes alas a muy baja altura. Sus ojos rojos como un fuego alumbrado al anochecer, me observaban…

Eran ajenos a lo que les iba a ocurrir. Si no huían, padecerían a manos de una humanidad sin escrúpulos. Mentes arrogantes, superficiales…

La misión de esta manada compuesta por cinco dragones, dos de ellos visiblemente más jóvenes, era proteger a todos los ciudadanos, sin excepción, de las garras de Láceron. Su maldad sin límites era impenetrable. Insuperable…

Como de costumbre, la aristocracia decide el destino de todo aquello que les rodea, sin pensar siquiera en la opinión de una mayoría, una clase social más baja, pero más humana…

Aquellos que ahora alzan la voz pidiendo justicia, comprensión…Únicamente ellos que no disponen de medios para alejarse, padecerán el aliento de fuego de estos seres que solo querrán defender su perpetuidad…

Gala, desconocía la clase de arma que utilizarían...Imaginaba que la trampa estaría ubicada en el interior del refugio de los dragones. Una cueva inmensa que se encontraba en la Colina del Parlamento.

Inmediatamente, tras apearse del carruaje, corre al lugar donde suele reunirse con Luna. El lugar donde se encontraron por primera vez…El parque Hampstead Heath...Luna, que observaba todos sus movimientos, se aproxima, e interpreta los gestos de su amiga con una clara facilidad.

Se incorpora para facilitar que Gala se acomode en su lomo, y alzando el vuelo se dirigen a la colina. Su refugio…

Tras un fuerte estruendo, un calor abrasador comienza a quemar sus mejillas…La dinamita ha sido detonada…La guerra a comenzado…

domingo, 15 de julio de 2012

Caos


Con el corazón encogido, una dura batalla se libra en mi interior.  Un torrente  de inquietantes pensamientos, nublan mi mente. La tenue luz de la noche, acentúa el incesante bombeo de ese maravilloso artefacto que apareció, hace tan solo unos días, en el interior de mi modesta pero apacible alcoba. ¿Cómo habría llegado hasta allí? Sus características eran de una naturaleza desconocida…

Con ojos lacónicos, observo  con recelo un metal ovalado de donde resurgen brillantes colores iridiscentes. Delicadamente, sujeto el artefacto y lo examino minuciosamente, como he venido haciendo durante estos largos y lluviosos días. Días en los que aún no he sido capaz de abandonar el interior de un lugar donde realmente me siento seguro, pero tengo que armarme de valor, e ir en busca del profesor Richard. Necesito averiguar la naturaleza de este artefacto,  su función…

¿El destino habrá  querido enviarnos  un arma con el que contraatacar a Isarus y Callahat? Esos dos seres están destruyendo  gran parte de nuestros hogares. Las gentes que en otro tiempo abarrotaban las calles de Londres, son incapaces, al igual que yo, de abandonar la seguridad de sus casas. Los víveres escasean. Debemos construirnos una coraza, tenemos que armarnos  del suficiente valor para combatir contra esos monstruos alados…

A través de su mandíbula prominente exhalan un fuego abrasador, incandescente…Seres maravillosos pero perturbadores, destruyen todo lo que amamos, lo que con nuestro esfuerzo nos ha costado levantar, con nuestras manos, palabras, frases, pensamientos…

Tantos hombres, jóvenes, pereciendo en el fraguar de la batalla…Ni las armas, consiguen mellar ni un ápice su inmenso cuerpo…

Sí, voy a inspirar hondo, voy a salir y que dios me bendiga…

Corro exasperado los pocos metros que separan nuestras casas a través de una lluvia de grisáceas cenizas. Mi rostro se viste de tristeza…agarro con firmeza el artefacto esperando a que Richard, un científico venido en años, oiga el golpeteo de la puerta de entrada.

-Richard, por dios, ábreme. ¿Richard?- me preparo para echar la puerta abajo. En esos momentos se abre y sobresale de ella el rostro del científico. Mostraba signos de cansancio…Su tez arrugada se escondía bajo una mata de pelo canoso, nunca le había visto tan desaliñado.

- Pasa querido amigo. ¿Qué te trae por mi humilde morada? Qué estupidez, como si no lo supiera. Vienes a buscar una solución. Agradezco tu confianza Alfred,  pero creo que has venido al sitio equivocado.

- No lo creo. Mira esto. Apareció en mi casa, sin más.- mis manos tiemblan esperanzadas.

-¿Cómo pudo llegar a tus manos? Pensé que lo había perdido, lloré creyéndolo destruido…Es uno de mis tantos inventos.- Sus ojos brillaban, su desconsuelo se esfumaba…

Abrió cuidadosamente el mecanismo del artefacto  y de él comenzó a erigirse una gran pantalla iridiscente. Richard, boquiabierto, aproximó su mano  deslumbrado por semejante visión...Se giró en dirección a Richard buscando en sus ojos unas explicación.

-Ahora que lo hemos recuperado, debemos aproximarnos  a su asentamiento y conseguir que penetren en este portal- dijo Richard mientras corrían hacia su destino…




La suerte de López

Esta cortina de lluvia ¿Será que está entorpeciendo mi visión? Creo haber visto al mismo chico rubio y melenudo dos veces consecutivas. No. Un café bien cargadito a la vuelta de la esquina y más vale que me dé prisa. En el trabajo no van a volver a permitir que llegue tarde.


- No voy a tolerar tanta incompetencia. Más vale que te apliques o te atendrás a las consecuencias.

Sí, eso me dijo el jefe. He de reconocer que me dio un poquitín de miedo. Y eso que no mide más de metro y medio. Ironías de la vida.

Uf ¿pero? No puede ser, tres. Tres veces el mismo tipo ¿Y si me restriego los ojos? Creo que no ha valido para mucho. Me está picando el gusanillo. Está aflorando, si, ¿la vena detectivesca? Claro, esa que me caracteriza. Voy a seguir con disimulo al último que se ha dejado ver. Vaya, se ha parado en ese puesto de salchichas. Esta farola servirá para esconderme ¿Está mirando hacia aquí? Falsa alarma. Se ha girado para ofrecerle a un cachorrito un trozo de su salchicha. La que acaba de comprar, claro.

Por fin ha reanudado la marcha. Menos mal. Se me han entumecido las piernas con la espera. La falta de ejercicio hace mellas en mi cuerpo.

¿A dónde se dirigirá? ¿A ese edificio? Es imponente. No me había fijado antes, claro, es que nunca se me había ocurrido atravesar esas calles. Siempre recorro el mismo trayecto para dirigirme al trabajo. Ese que estoy a punto de perder. Igual suplicando…

Apostados en la puerta se encuentran dos individuos. Dos idénticos. Lo sé porque estoy a un metro de distancia. Aprovecho que no se percatan de mi presencia, eso creo, y penetro en la instancia mirando absorto la inmensidad de riquezas visuales alojadas por doquier.

- Buenos días señor López.

- Javier, por favor.

-Señor Javier. Sígame por favor. Le estábamos esperando.

-¿A mí? Que detalle. Me siento alagado. ¿Y a qué se debe tanto honor?

- En primer lugar entre y acomódese.

Menuda sala. Tenía que estar prohibida tanta ostentosidad. Lo que más me llama la atención son las urnas de cristal ubicadas al fondo de la estancia. Deben de haber una veintena. Puaj… ahora que me he aproximado para ver mejor de que se tratan, creo que me estoy arrepintiendo.

Son fetos, unos mayores que otros y no son nada agradables de ver. Esto merece una explicación.

- Dígame señor…

- Prieto. Augusto Prieto.

-Señor Prieto. ¿Qué es lo que ocurre? He de confesarle que estoy intrigado ¿debería estar asustado?

- Depende… Hace aproximadamente una década venimos haciendo experimentos de clonación. Y hace poco más de un año que le hemos estado observando. Sinceramente nos ha resultado algo complicado idear una estratagema para conseguir conducirlo hasta nosotros. Nuestra idea era clonarlo a usted. No se preocupe, no notará nada. A partir de mañana no tendrá que preocuparse por su trabajo. Podrá tener todos los que quiera…

- ¿Estoy soñando…?