Relatos escritos por Esther Sanz Agradecería vuestra opinión aunque sea negativa

lunes, 10 de junio de 2013

Ábrete

Me descubro excitándome solo con el contacto de ¿una pluma? Creo que sí. Ese contacto  suave, se desliza por cada rincón de mi cuerpo mientras  me retuerzo placenteramente. Mis ojos siguen vendados. Lucas ha querido darme una sorpresa por mi cumpleaños. Un regalo placentero, me dijo. Siento como se deslizan unas manos por mi espalda mientras una lengua  acaricia mis ingles. Ufff… Quiero gritarle que acabe con esta agonía, pero a su vez, necesito que se prolongue… Lucho por que mis manos, atadas a la cabecera de la cama, se liberen de esos lazos expertamente sujetos. Elevo todo mi cuerpo tensionando todos mis músculos.
-Lucas, por favor, libérame y acabemos con esto. Te necesito…
No obtengo respuesta y comienzo a ponerme nerviosa. Mi excitación está llegando al límite y mi primer orgasmo amenaza con llegar explosivamente. Comienzo a jadear fuertemente mientras  se intensifica el contacto de su lengua en mis labios inferiores.
Noto como llega esa culminación que hace que me retuerce muy exageradamente y grite entre jadeos. Tiemblo mientras siento que llega otro. En ese instante me libero, sujeto  sus hombros para elevarlo a mi altura para hacer que me penetre con urgencia.
-Espera un momento Lucas- me libero de la venda entre jadeos.- ¿Quién es este que tienes delante tuyo?
Quien había echo que gritase de placer  era un chico al que él le estaba dando guerra…
-Que bien te ha venido poner de excusa mi sorpresa para poder cumplir tus fantasías.
Lucas, mirándome como un niño asustado, fue a separarse de su compañero de juegos.
-No, espera, podéis seguir… Yo también quiero disfrutar de tu fantasía…- le digo en un susurro mientras llevo sus muñecas hacia la cabecera de la cama.
 Esta vez sólo él iba a sufrir la tortura placentera de estar atado…

lunes, 3 de junio de 2013

Háblame

Mantengo mis ojos cerrados en la oscuridad de mi habitación mientras escucho el barullo que se concentra en el portal. En mi bloque, el 50 de la Calle Uranzu, normalmente tranquilo, habitan todo tipo de personajes. Los denomino así, por lo variopinto de sus caracteres. Solo diré que Marta, la del décimo, mientras todos dormimos por la noche, se recorre todas las puertas del edificio y escupe en las mirillas. ¿ Que por qué lo se? Una vez , recibí uno de sus regalos. Sí…¿Qué por qué lo hacía? Eso solo lo sabe ella, es muda…
Me levanto dispuesto a mantener una seria charla con mis vecinos. La sirena de una ambulancia se aproxima , y me visto con rapidez. Al entrar en el baño veo como una silueta, que no es la mía, se dibuja en mi espejo. Me restriego los ojos y al abrirlos Marta me sonríe.
-¿Sabes por qué lo hacía?.
Mudo, niego con la cabeza.
-Por que nunca os habéis dignado a dirigirme una sola palabra. Era muda, no sorda…
Mientras observo como su ente desaparece, me vuelvo y abro la puerta de la calle. Marta yacía en el suelo, inerte, con una nota en la mano, mientras los vecinos la rodeaban  murmurando entre ellos.
Me acerco y desde una distancia prudencial, leo…
¿Sabes por qué lo hago? Por que nunca os habéis dignado a dirigirme una sola palabra. Soy muda, no sorda…
Solo buscaba una reacción… Porque la tristeza la consumía.
Le faltó algo en su vida, si… Las palabras…

Caída Inesperada

Una espalda situada justo en su campo de visión no le permitía ver  bien el partido de tenis donde su hermano participaba.

-Perdona.- le dice Julia con cara de pocos amigos mientras le da unas palmaditas en uno de sus hombros. Sintió una descarga eléctrica que la dejó asustada y al apartarse se cayó de bruces. En cuestión de segundos se vio en brazos de aquel tipo enredada de tal manera que no podía ni moverse, con la camiseta mojada de coca cola y Luca, que era como se llamaba el incordión, observándola con extrañeza mientras su cabeza chorreaba de un liquido rojizo y pegajoso. Las patatas fritas caían al suelo a medida que resbalaban por su cabello ahora enmarañado.

-¡Vaya! ¿No sabía como llamar la atención y tuviste que echarte en mis brazos? Que sepas que ya me había fijado en ti, pero después de esto, ya sabes donde nos toca la próxima cita.- le dice Luca con una mueca burlona.

-No me seas engreído, no pienso acostarme contigo- le contesta Julia mientras intentaba zafarse de sus brazos.

-Pues parece que te gusto el tamaño de mi paquete… Si apartas la mano podremos hablar de otro tipo de cita…