Relatos escritos por Esther Sanz Agradecería vuestra opinión aunque sea negativa

lunes, 13 de agosto de 2012

Encuentro inesperado

Sonia, agazapada en el sofá, escucha atentamente una voz que por años, y todavía ahora, la cautivaba. Permanecía quieta, aguzando el oído. Sus sentidos, incluso los más ocultos, solo se despertaban en esos momentos que aprovechaba para relajarse. Necesidad, era lo que su cuerpo demandaba…necesidad de conocer, de poner rostro a ese hombre, ese locutor de radio que inspiraba en ella noches de locura. Sensaciones hasta entonces agazapadas en el interior de su exuberante cuerpo.


De repente, sonó el teléfono inesperadamente. Asió el auricular e intentó desperezarse…al escuchar la voz al otro lado, su corazón le dio un vuelco. No podía ser. Eran de la radio. Habían seleccionado un número de teléfono al azar y al parecer ella era la ganadora. Una sonrisa se dibujó en su rostro, pasando de la melancolía a la alegría absoluta. Por fin podría ponerle cara. Imaginó mil formas para acercarse a él. Todavía temblaba emocionada. No podía estar ocurriendo…

Esperó excitada a que el claxon del taxi le avisara de su llegada. Asió el bolso y salió disparada. El taxista, al verla, silbó alabando semejante monumento. Se había enfundado en uno de sus más atrevidos vestidos. Corto y veraniego, dejaba entrever gran parte de su anatomía menos las más explícitas… Al llegar al destino, se apeó nerviosa y se adentró en los estudios de radio. Allí se encontró, tomando un café a una pareja charlando amenamente. El chico rondaría los 40 años y ella no tendría más de 50. El hombre estaba cumpliendo sus expectativas. Era guapete, morenazo con ojos verdes, su cuerpo fibroso enfundaba una camiseta ajustada y bermudas con motitas floreadas que le daban un aire algo más juvenil. Se acercó a ellos y les saludó con su mejor sonrisa…

-Hola, soy Sonia…me habéis llamado hace un par de horas. La ganadora del concurso ese… La verdad, es que no sé seguro qué he ganado…

-Pues has ganado una cena con tu locutor preferido.

Sonia cambió su cara, a la más pura extrañeza. Quién había contestado había sido ella, y su voz era exactamente igual que la que escuchaba en casa imaginándose noches de pasión, idilios con finales húmedos, besos hipnóticos…Qué raro le resultaba todo ahora. Llevaba años enamorada de una voz, y nunca se imaginó que podía ser de una mujer…Pensó que la realidad nunca podría superar la ficción…lo acababa de comprobar…La decepción se dibujó en su rostro…

1 comentario:

  1. A veces no hay q cambiar esas pequeñas rutinas q te hacen sentir bien...

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