
-Noooo –gritó Rodrigo con desesperación. No podía ser cierto. Eso quería decir que no podría volver jamás a su vida real, que aunque no fuera idílica, la prefería a pesar de todo. Quería volver con su madre, que aún no siendo la mejor madre del mundo era lo único estable que tenía en su vida y lo que más quería en esos momentos.
Mientras le invadía un sentimiento de impotencia, pensó en lo cruel de la situación. Se palpó y miró el cuerpo varias veces. Ricardo tenía razón, su físico estaba cambiando. Sus músculos, aunque ya definidos anteriormente, los sentía más inflados y allá donde había visto unos cuantos pelos plateados, ya no eran unos cuantos, sino una mata. Por fortuna eran cortos y apenas se apreciaban si uno no se fijaba.
-Por lo que pude comprobar, antes de conocernos y llegar hasta aquí, es que la conversión dura varios días. No se exactamente cuantos. Necesitamos averiguar si hay alguna manera de detener esta transformación.-Ricardo, pausadamente por el esfuerzo, sacó unos manuscritos de una pequeña mochila que cargaba a su espalda.-Encontré esto en el interior de una de las viviendas. Parecen manuscritos antiguos-. Al extender los manuscritos pudieron observar unos pequeños símbolos impresos. Se quedaron varios segundos pensativos intentando averiguar su significado.
-¿Qué crees que significa este símbolo?-preguntó Rodrigo señalando con el dedo índice una de las figuras impresas en el pergamino.
CONTINUARÁ...
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