Con el corazón encogido, una dura batalla se libra en mi
interior. Un torrente de inquietantes pensamientos, nublan mi
mente. La tenue luz de la noche, acentúa el incesante bombeo de ese maravilloso
artefacto que apareció, hace tan solo unos días, en el interior de mi modesta
pero apacible alcoba. ¿Cómo habría llegado hasta allí? Sus características eran
de una naturaleza desconocida…
Con ojos lacónicos, observo
con recelo un metal ovalado de donde resurgen brillantes colores
iridiscentes. Delicadamente, sujeto el artefacto y lo examino minuciosamente,
como he venido haciendo durante estos largos y lluviosos días. Días en los que
aún no he sido capaz de abandonar el interior de un lugar donde realmente me
siento seguro, pero tengo que armarme de valor, e ir en busca del profesor
Richard. Necesito averiguar la naturaleza de este artefacto, su función…
¿El destino habrá
querido enviarnos un arma con el
que contraatacar a Isarus y Callahat? Esos dos seres están destruyendo gran parte de nuestros hogares. Las gentes que
en otro tiempo abarrotaban las calles de Londres, son incapaces, al igual que
yo, de abandonar la seguridad de sus casas. Los víveres escasean. Debemos
construirnos una coraza, tenemos que armarnos
del suficiente valor para combatir contra esos monstruos alados…
A través de su mandíbula prominente exhalan un fuego
abrasador, incandescente…Seres maravillosos pero perturbadores, destruyen todo
lo que amamos, lo que con nuestro esfuerzo nos ha costado levantar, con
nuestras manos, palabras, frases, pensamientos…
Tantos hombres, jóvenes, pereciendo en el fraguar de la
batalla…Ni las armas, consiguen mellar ni un ápice su inmenso cuerpo…
Sí, voy a inspirar hondo, voy a salir y que dios me bendiga…
Corro exasperado los pocos metros
que separan nuestras casas a través de una lluvia de grisáceas cenizas. Mi
rostro se viste de tristeza…agarro con firmeza el artefacto esperando a que
Richard, un científico venido en años, oiga el golpeteo de la puerta de
entrada.
-Richard, por dios, ábreme.
¿Richard?- me preparo para echar la puerta abajo. En esos momentos se abre y
sobresale de ella el rostro del científico. Mostraba signos de cansancio…Su tez
arrugada se escondía bajo una mata de pelo canoso, nunca le había visto tan
desaliñado.
- Pasa querido amigo. ¿Qué te trae
por mi humilde morada? Qué estupidez, como si no lo supiera. Vienes a buscar
una solución. Agradezco tu confianza Alfred, pero creo que has venido al sitio equivocado.
- No lo creo. Mira esto. Apareció
en mi casa, sin más.- mis manos tiemblan esperanzadas.
-¿Cómo pudo llegar a tus manos?
Pensé que lo había perdido, lloré creyéndolo destruido…Es uno de mis tantos
inventos.- Sus ojos brillaban, su desconsuelo se esfumaba…
Abrió cuidadosamente el mecanismo
del artefacto y de él comenzó a erigirse
una gran pantalla iridiscente. Richard, boquiabierto, aproximó su mano deslumbrado por semejante visión...Se giró en
dirección a Richard buscando en sus ojos unas explicación.
-Ahora que lo hemos recuperado,
debemos aproximarnos a su asentamiento y
conseguir que penetren en este portal- dijo Richard mientras corrían hacia su
destino…
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