Relatos escritos por Esther Sanz Agradecería vuestra opinión aunque sea negativa

domingo, 15 de julio de 2012

Caos


Con el corazón encogido, una dura batalla se libra en mi interior.  Un torrente  de inquietantes pensamientos, nublan mi mente. La tenue luz de la noche, acentúa el incesante bombeo de ese maravilloso artefacto que apareció, hace tan solo unos días, en el interior de mi modesta pero apacible alcoba. ¿Cómo habría llegado hasta allí? Sus características eran de una naturaleza desconocida…

Con ojos lacónicos, observo  con recelo un metal ovalado de donde resurgen brillantes colores iridiscentes. Delicadamente, sujeto el artefacto y lo examino minuciosamente, como he venido haciendo durante estos largos y lluviosos días. Días en los que aún no he sido capaz de abandonar el interior de un lugar donde realmente me siento seguro, pero tengo que armarme de valor, e ir en busca del profesor Richard. Necesito averiguar la naturaleza de este artefacto,  su función…

¿El destino habrá  querido enviarnos  un arma con el que contraatacar a Isarus y Callahat? Esos dos seres están destruyendo  gran parte de nuestros hogares. Las gentes que en otro tiempo abarrotaban las calles de Londres, son incapaces, al igual que yo, de abandonar la seguridad de sus casas. Los víveres escasean. Debemos construirnos una coraza, tenemos que armarnos  del suficiente valor para combatir contra esos monstruos alados…

A través de su mandíbula prominente exhalan un fuego abrasador, incandescente…Seres maravillosos pero perturbadores, destruyen todo lo que amamos, lo que con nuestro esfuerzo nos ha costado levantar, con nuestras manos, palabras, frases, pensamientos…

Tantos hombres, jóvenes, pereciendo en el fraguar de la batalla…Ni las armas, consiguen mellar ni un ápice su inmenso cuerpo…

Sí, voy a inspirar hondo, voy a salir y que dios me bendiga…

Corro exasperado los pocos metros que separan nuestras casas a través de una lluvia de grisáceas cenizas. Mi rostro se viste de tristeza…agarro con firmeza el artefacto esperando a que Richard, un científico venido en años, oiga el golpeteo de la puerta de entrada.

-Richard, por dios, ábreme. ¿Richard?- me preparo para echar la puerta abajo. En esos momentos se abre y sobresale de ella el rostro del científico. Mostraba signos de cansancio…Su tez arrugada se escondía bajo una mata de pelo canoso, nunca le había visto tan desaliñado.

- Pasa querido amigo. ¿Qué te trae por mi humilde morada? Qué estupidez, como si no lo supiera. Vienes a buscar una solución. Agradezco tu confianza Alfred,  pero creo que has venido al sitio equivocado.

- No lo creo. Mira esto. Apareció en mi casa, sin más.- mis manos tiemblan esperanzadas.

-¿Cómo pudo llegar a tus manos? Pensé que lo había perdido, lloré creyéndolo destruido…Es uno de mis tantos inventos.- Sus ojos brillaban, su desconsuelo se esfumaba…

Abrió cuidadosamente el mecanismo del artefacto  y de él comenzó a erigirse una gran pantalla iridiscente. Richard, boquiabierto, aproximó su mano  deslumbrado por semejante visión...Se giró en dirección a Richard buscando en sus ojos unas explicación.

-Ahora que lo hemos recuperado, debemos aproximarnos  a su asentamiento y conseguir que penetren en este portal- dijo Richard mientras corrían hacia su destino…




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