Relatos escritos por Esther Sanz Agradecería vuestra opinión aunque sea negativa

domingo, 15 de julio de 2012

La suerte de López

Esta cortina de lluvia ¿Será que está entorpeciendo mi visión? Creo haber visto al mismo chico rubio y melenudo dos veces consecutivas. No. Un café bien cargadito a la vuelta de la esquina y más vale que me dé prisa. En el trabajo no van a volver a permitir que llegue tarde.


- No voy a tolerar tanta incompetencia. Más vale que te apliques o te atendrás a las consecuencias.

Sí, eso me dijo el jefe. He de reconocer que me dio un poquitín de miedo. Y eso que no mide más de metro y medio. Ironías de la vida.

Uf ¿pero? No puede ser, tres. Tres veces el mismo tipo ¿Y si me restriego los ojos? Creo que no ha valido para mucho. Me está picando el gusanillo. Está aflorando, si, ¿la vena detectivesca? Claro, esa que me caracteriza. Voy a seguir con disimulo al último que se ha dejado ver. Vaya, se ha parado en ese puesto de salchichas. Esta farola servirá para esconderme ¿Está mirando hacia aquí? Falsa alarma. Se ha girado para ofrecerle a un cachorrito un trozo de su salchicha. La que acaba de comprar, claro.

Por fin ha reanudado la marcha. Menos mal. Se me han entumecido las piernas con la espera. La falta de ejercicio hace mellas en mi cuerpo.

¿A dónde se dirigirá? ¿A ese edificio? Es imponente. No me había fijado antes, claro, es que nunca se me había ocurrido atravesar esas calles. Siempre recorro el mismo trayecto para dirigirme al trabajo. Ese que estoy a punto de perder. Igual suplicando…

Apostados en la puerta se encuentran dos individuos. Dos idénticos. Lo sé porque estoy a un metro de distancia. Aprovecho que no se percatan de mi presencia, eso creo, y penetro en la instancia mirando absorto la inmensidad de riquezas visuales alojadas por doquier.

- Buenos días señor López.

- Javier, por favor.

-Señor Javier. Sígame por favor. Le estábamos esperando.

-¿A mí? Que detalle. Me siento alagado. ¿Y a qué se debe tanto honor?

- En primer lugar entre y acomódese.

Menuda sala. Tenía que estar prohibida tanta ostentosidad. Lo que más me llama la atención son las urnas de cristal ubicadas al fondo de la estancia. Deben de haber una veintena. Puaj… ahora que me he aproximado para ver mejor de que se tratan, creo que me estoy arrepintiendo.

Son fetos, unos mayores que otros y no son nada agradables de ver. Esto merece una explicación.

- Dígame señor…

- Prieto. Augusto Prieto.

-Señor Prieto. ¿Qué es lo que ocurre? He de confesarle que estoy intrigado ¿debería estar asustado?

- Depende… Hace aproximadamente una década venimos haciendo experimentos de clonación. Y hace poco más de un año que le hemos estado observando. Sinceramente nos ha resultado algo complicado idear una estratagema para conseguir conducirlo hasta nosotros. Nuestra idea era clonarlo a usted. No se preocupe, no notará nada. A partir de mañana no tendrá que preocuparse por su trabajo. Podrá tener todos los que quiera…

- ¿Estoy soñando…?

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